FOTOGRAFÍAS ILUMINADAS (COLOREADAS)

Desde 1897 Josefina Oliver sale del blanco y negro o sepia de sus fotos y las lleva a color, hacia otro espacio. Aunque consciente del plus que da a sus tomas, ignora el avance que implica su decisión a fines de 1890.

“Me manda Catalina una postal de los chicos que he iluminado enseguida y ha quedado preciosa ganando los chicos el 80% por ciento” PostFt MT_016b‘

“Les llevé los dos retratos de Porota, y estuvieron una hora alabándolos, pidiéndome luego por favor, que le sacase un retrato á la nena de Cecilia, y que se lo pintara igual que los de la Porota” PostFt PV_026b

“Mandó Mercedes la fotografía de la Flor qe es una monada. Al momento la iluminé y quedó doble de linda” Postc PV_011b

A partir de 1899, se dedica de lleno a la fotografía y al iluminado (coloreado). Aprende técnicas de coloreado con amigos, siguiendo en sus retratos las normas de La Fotografía Moderna de Francisco Pociello. Compra materiales en las casas de fotografía, elige papeles artísticos con bases que contienen emulsión fotográfica para el revelado —con marcos art nouveau, art deco o de fantasía—. En ellos copia sus mejores fotos, que luego ilumina y selecciona para componer postales y collages. El formato pequeño de 9x12 cm de sus placas exige habilidad con el pincel y mucha dedicación al iluminar con pinturas a la albúmina.
En algunos casos su fotografía desaparece por el mal lavado al revelarlas. Esto produjo una imagen casi impresionista, como una pequeña pintura. Por otro lado, tiene también una factura muy delicada, tradicional, donde que resalta detalles mínimos, como las flores de una colcha. Hacia 1948, en sus últimos años, ilumina un grupito de fotos de un modo, diríamos hoy, más bien pop.

Josefina Oliver repite sus copias, así aparece la misma toma iluminada de diversas maneras y conformando obras diferentes.

En 1926, su marido Pepe Salas arma un laboratorio casero, en donde hace ampliaciones de muchas de las placas de principio de siglo de Josefina. Ella retoma entonces el iluminado de estas copias con tonos más audaces, al vivir ya en una época con color, muy lejana de la de sus primeros años. A partir de 1952 va a poner esos trabajos entre los textos de sus últimos cuatro tomos que deja editados, pero sin encuadernar.