La investigación de la obra de Josefina Oliver, llevada a cabo desde el 2006, generó la creación del Archivo Josefina Oliver y posibilitó, al desarrollarse, el hallazgo de otros autores, tanto de fotografía como de pintura y escultura.

Las fotos, cuadros y esculturas encontradas, en el ámbito doméstico siempre, amplían el mundo del acervo visual además de acrecentar el reservorio de obras del siglo XIX y XX y constituir documentos para investigaciones y difusión. 

Estas obras son importantes, no solo por su nivel artístico, sino también porque son testimonios de su contexto de producción y, a la vez, un registro histórico.

 

Álbum Cazenave

En el 2018, en una charla sobre Josefina Oliver, Rita Alvarado comentó que tenía unos libros de su abuelo, exministro de obras públicas de la Nación, para donar. El arquitecto Ramón Gutiérrez los recibió en la biblioteca de investigadores del CEDODAL. 

Cao Cazenave, marido de Rita, guardaba un álbum “viejo’’ con fotografías maravillosas de viajes por Europa junto a estancias en Berazategui y Mar del Plata en provincia de  Buenos Aires, y algunas tomas en el Tigre y otras en Luján, una de ellas con la construcción de la Basílica. 

Este material se escaneó y se entregó a diferentes investigadores, entre ellos el blog Historia de Saladillo, periódico digital de historia local, donde se publicó un escrito con las fotos; y Fotos de familia, del diario La Capital de Mar del Plata, a donde envió 10 fotos: 12118121191212012121121221212312092120931209412095. La foto de la construcción de la Basílica se presentará en un libro sobre el tema, de próxima aparición.

 

Álbum Zelaya

En 2019, Ignacio Zelaya, sobrino bisnieto de Josefina Oliver, le comentó a Patricia Viaña que guardaba varios álbumes de fotos. 

Los álbumes que acercó para digitalizar eran muchos y diversos. Algunos tienen recortes de noticias de todo el mundo, en otros se ven collages de retratos familiares anotados con referencias y los de las fotos y postales más antiguas tienen también dibujos de flores.

Entre las fotos hay retratos de familiares y de personajes en Argentina. También hay tomas de “La Armonía”, estancia del siglo XX. Muestran los lugares por los que se movían los círculos más influyentes de Argentina. 

Entre los materiales de Zelaya se despliegan distintas técnicas. Algunas páginas de sus álbumes, editadas por su abuela que había vivido en Inglaterra, tienen una fuerte impronta estética de los álbumes victorianos, en los que predomina el collage con fotos. También hay dos daguerrotipos de sus antepasados, que analizó el investigador Carlos Vertanessian.

 

Álbum Gisele Shaw

Una ponencia de Patricia Viaña sobre Josefina Oliver despertó la necesidad de cruzar su obra con la de mujeres coetáneas. Para eso, en el 2019, Viaña comenzó a seguir los rastros de miembros femeninos de la SFAA: Gisele Shaw, María Teresa Bermúdez de Gnecco y Victoria Aguirre. 

Gisele Shaw nació el 1 de enero de 1895 y falleció el 20 de junio de 1974, soltera, y con una vida dedicada a la obra social. Completó sus estudios primarios en el colegio del Sagrado Corazón de Brighton, Inglaterra, y siguió cursos de especialización en Estados Unidos, Inglaterra y Francia, por lo que obtuvo diplomas de enfermera, visitadora social y penalista.

Fue enfermera del Hospital Pirovano y de la Cruz Roja Argentina; vicepresidente de la Comisión de la Infancia del Consejo Internacional de Mujeres desde 1938, presidente de la Comisión de Paz del mismo organismo y vicepresidente de congresos internacionales de estudios sociales de París en 1931, Francfort en 1934, Londres en 1937 y Bruselas en 1940.

Entre otros cargos, fue delegada del Gobierno de la Nación en los congresos de educación familiar de Bruselas en 1934 y 1936, delegada de los Institutos Penales de la República Argentina para realizar estudios en Europa (1938), y del ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación para estudiar las cárceles y reformatorios de mujeres en América en el Congreso de Cárceles de San Francisco (1941). En 1939 viajó por las provincias y territorios nacionales, invitada por los respectivos gobernadores, y  las cárceles de mujeres de la República. 

En 1944, fundó el Hogar Sanatorio “Mi descanso” para liberadas y mujeres en situación de calle, del que fue directora. A partir de él, surgió el 9 de mayo de 1962 la Fundación Gisele Shaw, creada por ella, con el apoyo de sus parientes y amigos. El objetivo de la fundación era “propender a la elevación moral, cultural, espiritual, física y social de la mujer”, acompañando a las madres solteras hasta que lograran reinsertarse en el mundo laboral con sus hijos.

Luego de que Patricia Viaña se contactara con las sobrinas nietas de Gisele, ellas encargaron a Claudia Gomez, gestora cultural, la digitalización del álbum. En él se ven fotos de un recorrido de Buenos Aires a Ushuaia, que retratan ciudades, estancias, glaciares, pueblos indígenas, prisioneros, junto a la vida a bordo del barco Cap Polonio en 1923. Un material maravilloso sobre el extremo sur de Argentina.

Paula (Pachi) Llorente

Paula (Pachi) Llorente es una pintora con un estilo vivaz y natural. Su prolífica obra tiene a flores e iconos como protagonistas. También ha pintado marinas, paisajes de campo y retratos. 

Nací el 18 de noviembre de 1921 en Buenos Aires.

Viví en el campo y, a los 15 años, pretendí tener una máquina de fotos para captar el campo y las flores y vivir en Buenos Aires con mis recuerdos. La máquina que me compró mi padre en el banco municipal de préstamo fue muy complicada.

Al verano siguiente intenté pintar. Todo lo que hacía se lo mostraba a María Martorell quien me animaba a que fuera a Bs. As. a estudiar teoría con Cartier (Héctor) o con Politi (Horacio). Fueron talleres muy alegres. 

Luego seguí con Butler (Horacio), allí estuve varios años; pintaba realista tratando de llevar la contra a los otros compañeros. Ellos se afanaban por desfigurar las formas y yo trataba que la jarra fuera jarra. Él me enseñó los pasajes para hacer en los cuadros en donde el horizonte o el cielo deben ser sueltos, no rígidos. Aprendí mucho. Butler era buenísimo. 

Hice en distintos años varios viajes a España, que duraban algunos meses, pues tengo familia allí. En ellos aproveché para seguir aprendiendo pintura. En Córdoba estudié una temporada con Miguel de Moral. En otro momento, en Madrid, estuve en el taller de Fernando Álvarez de Sotomayor.

Siguiendo con Argentina, por motivos familiares tuve que pintar en casa y fui los sábados al taller del vasco Urruchúa (Demetrio). Allí llevaba lo trabajado en la semana, que Urruchúa mostraba en un escenario oscuro, en donde se iluminaba la pieza y él daba su opinión de la obra.

No quería que yo pintara flores ni retratos porque me decía que primero tenía que saber dibujar bien ajos y cebollas. Era un hombre muy de izquierda. Cada sábado me preguntaba qué parentesco tenía con los dueños de J. Llorente y Cia., una casa de venta mayorista de alimentos. Me cansaba eso.

Luego pinté con Demirjian (Jorge), con él también aproveché mucho. Me enseñó a limpiar los colores, a no mezclarlos; yo los “ensuciaba” con negro. Según Demirjian eran “sopas”. Me enseñó a buscar la pureza de colores.

Traté de pintar temas religiosos; hice algunos grabados hasta que conocí a Marial Pincemin, que ahora vive en Villa La Angostura. Marial venía de París; allí, una rusa -la mujer de un pope- le había enseñadola técnica de los íconos. Fui a su casa en Buenos Aires, que estaba cerca de la mía. Una gracia poder aprender, y trabajé mucho; me hizo muy feliz.

 

Renée Marcotte de Noetinger

“Renée Marcotte de Noetinger (1918-2012) fue una artista uruguaya que residió en Buenos Aires. Discípula dilecta de Batlle Planas, realizó en su taller buena parte de su obra. Con él estudió Artes Plásticas y Psicología de la Forma. También concurrió varios años al taller de Enio Iommi. Contó con la invalorable colaboración del artista José Novoa para la ejecución de sus esculturas. 

Fue testigo y, a la vez, activa protagonista de la eclosión cultural que se dió en Buenos Aires a partir de 1950-1960, tanto personalmente como a través de la fundación Pro Arte de la que fue presidenta en los años 60. Muchos de los nuevos artistas y escritores, como  Alberto Greco,  encontraron en ella entusiasmo y apoyo.

Era conocida de galeristas y libreros, concurría asiduamente a muestras, presentaciones y conferencias; se interesaba por todas las formas de expresión estética.

Borges y Sábato eligieron su casa como punto de encuentro. Con las conversaciones que mantuvieron allí, el periodista y escritor Osvaldo Barone compaginó el libro Diálogos Borges-Sabato publicado en 1997 por Emecé. 

Joaquín y Juan Batlle Planas, Alberto Girri, Aizenberg, Olga Orozco, Ernesto Sábato, Enio Iommi, Norberto Berdía, entre otros, contaron con su amable e incondicional amistad durante muchos años.

Críticos como Guillermo Whitelow, Osiris Chierico, César Magrini, Rafael Squirru, Sigwart Bloom y Corinne Sacca-Abadi escribieron que su obra sorprendía y atraía por su fuerza, pureza, autenticidad y espíritu. Sus esculturas son de una estética impactante. Alberto Girri la definió como “una personalidad plástica al servicio de una personalidad espiritual”. 

Se casó con Carlos Noetinger, hombre sensible y de humor risueño, que supo  apoyar su obra brindándole el espacio necesario para que pudiera dedicar tiempo y energía al quehacer artístico. Tuvo ocho hijos y veinticuatro nietos que se consideran testigos de su espíritu original y libre, totalmente entregado a su obra y, al mismo tiempo, capaz de alentar a cada uno a seguir su propio camino.

Entre 1964 y 2002 realizó 17 muestras individuales y participó en 23 muestras colectivas de pintura, objetos y esculturas. Dos de sus obras formaron parte de la colección de Ignacio Pirovano.